¿Saltar en el Arco del Triunfo, cuenta cómo triunfar?

En París no sólo se encuentra la torre Eiffel, el museo de Louvre, el arco del triunfo, la rueda de la fortuna, el palacio de la música, los Campos Elíseos, el Moulin Rouge, el sagrado corazón, el muro del amor e infinidad de maravillas arquitectónicas, y lugares perfectos.

En París también se encuentran puentes que no solo cruzan ríos sino que cargan amores, personas que tatúan en el mármol sus nombres y que con un candado encierran su amor. Encontrarás clichés en cada esquina, románticas y bohemias reuniones en botes, sentirás que tus ojos se vuelven más y más grandes, para ver mejor, y que detrás de ellos puedes guardar el sol... y el mundo entero. Comprendes que no hay que dejar que el corazón llegue a conformarse conociendo tan poco, habiendo tanto. París te hace desear llevar contigo a quienes amas, porque todos deberían estar ahí por lo menos una vez en la vida. París te va a encantar del suelo al cielo.

Me le quito el sombrero a París, a la ciudad que conserva su alma antigua y que sabe como hipnotizar, que te enreda entre sus laberintos de jardines perfectamente alineados, que te invita a sentarte en el pasto y brindar con champangne y pan, que te hace escurrir entre cada sílaba con ese acento que parece elegantes susurros, que te llena de colorcitos con forma de macarons el estómago, que te recita apetitosos versos desde sus armoniosos balcones, que inicia las avenidas con un arco que promete felicidad, la ciudad que te cautiva con sus habitantes de estilo clásico y aire agrandado, y te hace encantar del artista con boina que camina en cada esquina.

Agh...

¡Qué elegancia la de Francia! Carajo.

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