¿Qué season llevamos por dentro?

Y si empezamos a descubrir...

¿De qué estamos hechos realmente?

Tal vez, dejaríamos de ver los vellos como pelo y podríamos decir que nos crece pasto.

Entenderíamos que nuestras piernas, no tienen huesos... sino raíces,

que hay miradas de fuego, que el ombligo puede ser un agujero negro,

que la lengua es la mejor red para atrapar cosas sabrosas

y que el sudor sabe a sal porque llevamos dentro el mar.

Usaríamos los dedos como ramas, para enredarnos con fuerza y no para señalar,

sabríamos que las mariposas en el estómago, no son sólo una expresión cursi,

y si sentimos cosquillas... es porque despertamos las pequeñas hormigas

que tenemos bajo la piel, para que corran libres por el cuerpo...Y entonces,

¿Cuándo se nos va la paloma, significa que tenemos un nido en la cabeza?

Nuestros jefes entenderían que hay días en que los ojos solo quieren invernar.

Comprenderíamos porque a veces sentimos el alma como un desierto,

y otras tan viva y colorida como la primavera.

O que cuando se cae el cabello es porque llegó el otoño a nosotros,

y la caspa, no es más que copos de nieve enredados en el pelo.

Dejaríamos de cuestionar porque tantas veces sentimos nuestro corazón

tan caliente como el verano o tan frío como el invierno.

Es así como al viajar conocí las cuatro estaciones.

Es así como ahora un poco de mi interior se ha trepado en mi brazo,

y a su vez me enreda con otra alma en primavera.

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